lunes, 6 de julio de 2015
White God (Dios Blanco) - La Dama y El Vagabundo
En 1924, tras pasar por la revista "España", Luces de Bohemia se publico en nuestro país gracias al esfuerzo de su propio autor Valle- Inclán. Esta obra de teatro resulta ser una deformación de la tragedia clásica. El Esperpento. Un nuevo genero que presenta lugares extravagantes y oscuros poblados por todo tipo de personajes rastreros. Auténticos perdedores conscientes de que su paso por este mundo negro y gris no es, siquiera, destacable, a nadie parece importarle lo mas mínimo y ellos, arrastran este derrotismo allá donde van.
En Luces de Bohemia no solo se puede apreciar esa deformación de todos los elementos presentes en la obra. También es importante señalar la humanización de los animales y la animalización de los humanos.
El ser humano aspira a trasformarse en un ciudadano de primera. En un ser que convive con los de su alrededor gracias a una educación que recibe con el paso de los años y que culmina cuando llega a la edad adulta. Con ello, nos marcaremos objetivos, construiremos una personalidad propia, un carácter único y seguiremos caminando por la vida para encontrar el elemento mas importante y mas complejo: La Felicidad.
El animal, sin embargo, esta condenado a una vida de servidumbre absoluta. Dependerá por completo de su amo y señor. Este, le ofrecerá la comodidad que necesita, hasta que acabe aburriéndose de él. Y entonces, cuando el perro abandone su hogar, buscara a otro amo al que servir y proteger. Al fin y al cabo, el perro es el mejor amigo del hombre.
Esta camaradería entre el animal y el humano se ha visto en el cine desde un punto de vista amable e incluso simpático: 101 Dalmatas, Siempre a tu lado, Hachiko o, ese fantástico episodio de Futurama, El perro de Fry. En los videojuegos tenemos a Albóndiga de Fallout o el Nintendogs de Nintendo, donde el propio jugador se encarga de crear este vinculo con el animal.
Todos estos ejemplos contienen historias cuya misión es tocar la patata del espectador, muchas de ellas incluso nos han descubierto esa sustancia, tan rara, llamada "lagrima", que expulsa nuestro ojo. Son historias algo imprecisas pero muy muy emocionales.
Lo mismo ocurre si nos fijamos en la otra cara de la moneda. Aun recuerdo los mensajes que llegaban a mi bandeja de entrada, en la época de hotmail y messenger, donde se relataban historias con tal dureza que conseguían hacernos temblar, pues humanizaban a aquellos que tanto sufrían y tantos maltratos recibían. Los perros.
Es curioso el observar como, inesperadamente, le damos voz a los animales. En la literatura podemos encontrar el entremés escrito por el Manco de Lepanto conocido como "El coloquio de los perros" donde estos disfrutaban, por unas horas, de la capacidad de hablar entre ellos, de expresarse y conversar sobre sus penurias, sus amos y sus andanzas. En el cine tenemos a Reina y Golfo, Doug el perro dicharachero de la brillante Up, Charlie y Richie de "Todos los perros van al cielo" y un largo etc.
Pero muy pocas películas han construido personajes caninos doloridos alrededor de un mundo cruel y despiadado. El film de 1982 "The Plage Dogs" es, aparentemente, la única . Una película de animación que fue capaz no solo de dejar al espectador con un nudo en la garganta sino también de denunciar la utilización de animales para fines experimentales o científicos.
Pero ninguna a seguido este camino. Es normal, pues los seres humanos nos sensibilizamos de una manera increíble con los animales (incluso mas que por los propios humanos),
Hasta Ahora.
White God es una de las mejores películas que nos ha dejado el 2014. Ganadora del festival de Cannes a la mejor película (en la sección "Un Certain Regard") de ese mismo año y toda una revelación para servidor.
La historia es sencilla: Una niña (Lilly) y su perro (Hagen) son incapaces de encontrar un lugar en el que habitar sin molestar a alguien. El camino de ambos se separa inesperadamente. Es entonces cuando el film sigue los pasos de cada uno, que se buscan con ahincó,
La relación que se establece entre ellos sirve como piedra angular para crear una trama mucho mas interesante, que capta nuestra atención de inmediato. Lilly debe aprender a vivir sin Hagen en un mundo lleno de chavales adolescentes que buscan la diversión pura, un lugar donde Lilly no encaja. Para mas inri, debe soportar a un padre que no acaba de aceptar el hecho de que su niña ya no es tal. Hagen, debe aprender a sobrevivir en un mundo hostil, donde él es el mas débil y la única compañía que le aprecia y respeta son otros de su misma especie, que, al igual que él, son débiles.
Las tramas de ambos atrapan al espectador sin remedio. Su relación despierta la empatía de cualquiera. La cinta no tiene piedad en mostrar el lado mas oscuro del ser humano, que actúa, en este caso, como amo y señor del animal. Todas estas escenas, acompañadas de una música trágica para reforzar el dramatismo de la misma, resultan ser terroríficas pues son, ante todo, reales. Todos estos momentos, curiosamente, no son exagerados, no evocan constantemente a la indignidad del espectador. Este equilibrio es fantástico.
Otro acierto es el hecho de que los fragmentos protagonizados por Hagen tienen una verosimilitud aplastante. Consigue humanizar al cánido utilizando solo sus ladridos, sus gestos y sus miradas como un perro lo haría. Incluso se le acaba cogiendo cariño.
El principal problema de White Dog es, irónicamente, su principal arma. El film recurre a un giro de tuerca (tras una hora de película) propio del cine fantástico, que gusta, pero no sabe sorprender. Quizás por que lo muestran este en el minuto uno, nada mas empezar, creando un golpe de efecto breve, que sabe a poco. quizás por que se alarga innecesariamente, llegando a provocar, casi, el bostezo.
Aun así, White God es un drama cargado de humanidad, perfecta para ver en este época. Perfecta si eres amante de los animales, fantástica para hacer reflexionar a aquellos que tratan a los animales como si fueran simples juguetes.
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