Siento un enorme cosquilleo por todo el cuerpo y una enorme tensión al terminar el ultimo tomo de Uzumaki. Todo mi mundo da vueltas y vueltas y vueltas. En cualquier momento siento que voy a caer con tanto mareo. Puede que mañana cuando me despierte y vuelva a la eterna rutina me olvide de esas espirales. ¡¡Malditas seáis!!.
Junji Ito es uno de los maestros del manga de terror japones y por fin he tenido la oportunidad de revisar una de sus obras magnas, la primera que se publico en España por Planeta Deagostini. No es un mal momento ya que gracias a la editorial ECC Ito vuelve con mas fuerza que nunca (podéis encontrar en vuestras librerias Gyo y Black Paradox, del mismo autor).
Uzumaki no tiene nada que ver con el muchacho de chandal naranja que reparte hostias como panes. Es una historia de terror obsesivo. Ito parte de una figura, una imagen tan sencilla como hipnótica. Una simple espiral. Esta figura que alguna vez que otra se nos ha pasado por la cabeza (yo una vez dibujaba espirales en los cuadernos mientras me aburría en clase con las explicaciones interminables del profesor) va invadiendo literalmente el pueblo, no se trata de ningún ente maligno, ni de alguien o algo relacionado con la muerte y los demonios. Es una simple espiral.
Muchos pensareis que es un chiste, una tontería. ¿Como es posible que alguien construya una trama de terror partiendo de una inofensiva espiral?. Pues a través del estilo gráfico.
El dibujo de Ito es sencillamente magistral. Nada que ver con aquel dibujo simplon que veiamos en Tomie. Esta tan bien acabado, lleno de detalles, que nos quedaremos pasmados mas de una vez delante del tomo, perdidos en una figura que nunca acaba. Pensar que todo eso lo ha hecho un ser humano (y sus asistentes) es algo increíble.
La trama del manga es bastante sencilla. Un pequeño pueblo costero y rural sucumbe ante la llamada maldición de las espirales. Todo el mundo se obsesiona por estas figuras, el terror mas puro les invade, convirtiendo a niños normales en monstruos, arrasando todo lo que hay. Todo el mundo quiere salir pero nadie puede escapar sino es muriendo.
Tenemos los elementos clásicos del terror mas convencional. Un pueblo, una maldición, un grupo de adolescentes cuya vida (aparentemente normal) se ve repentinamente interrumpida y masacrada. Pero Ito es un autor que sabe muy bien como provocar "mal rollo" (o incluso terror, como es mi caso) ya que todos sus personajes se ven envueltos (sin explicación alguna) en situaciones que ponen su vida en peligro, al limite. Todo esto lo combina con una buena dosis de imágenes grotescas y muy detalladas, capaces de entrar por los ojos. Es entonces cuando el lector quiere dejar de leer, quiere ayudar a los personajes pero no puede ni apartar la mirada. Debe continuar hasta el final.
Tranquilos, este no es un manga creado por el buenazo de Shitaro Kago. No vamos a ver mucha casquilleria gore, ni mucha salsa de tomate. el autor intenta presentarnos un mundo extravagante y onírico, algo muy propio del universo lovefcraniano. Al final acabaremos sorprendidos, anonadados, pues una vez que cerremos el ultimo tomo, solo veremos las malditas espirales.
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