sábado, 22 de noviembre de 2014

Bakuman (I): Amor en tiempos de Storyboards

Ayer por la noche termine Bakuman.

Han sido un total de 20 tomos, un año de lectura/relectura y bastante dinero gastado. Es la primera serie cuya colección la he completado de forma compartida, tomo a tomo, esperando pacientemente a que en las estanterías aparecieran nuevos números y disfrutando cual niño chico cuando uno de ellos llegaba a mis manos. Hoy vengo a Bizkunt para hacer uno de esos comentarios ultra largos, pero esta vez va a ser algo mas personal, así que disculpadme si me dejo llevar por las ramas y comento puntos del manga absolutamente estúpidos pero que para mi tiene un significado bastante especial.

 Voy a  centrarme únicamente en el manga shonen publicado por Norma Editorial y como quiero que sea un análisis extendido voy a hacer varios posts, donde comentare aspectos de la trama, espero que no haya nada que consideréis spoilers.

Allevoy.






Open Windows: Hackeando por la red, Hackeando en Internet



No se si te has dado cuenta, pero en tu bolsillo o a tu lado tienes un aparato que con solo pulsar un botón puede localizarte sin problemas. ¿Nunca te has parado a pensar en la constante vigilancia a la que nos tienen sometidos todos esos satélites que rondan por el espacio y que presuntamente están diseñados para facilitarnos aun mas la vida?. Estamos constantemente vigilados, observados por un "alguien" (unos lo llaman CIA otros Google) del cual no sabemos quien es pero si donde vive. Esta idea propia de George Orwell siempre ha estado ahí presente pero es ahora cuando se intenta exprimir al máximo. 

En los videojuegos tenemos el reciente Watch Dogs, donde podemos hackear y conocer todos los secretos de las miles de personas con las que nos topamos diariamente con solo pulsar un simple botón, podemos desactivar cámaras de seguridad, cambiar semáforos, destrozar la vida de tal o cual persona y tan solo con un simple teléfono móvil. Es un gran poder que esta al servicio del jugador pero claro no podemos olvidar que los videojuegos están realizados simplemente para entretener. En vez de hablarnos y hacernos reflexionar sobre la gran responsabilidad que conlleva, parece que solo nos limitamos a usarlo como medio para llevar a cabo una simple venganza propia de cualquier thiller barato.

En la televisión el espectador puede elegir dos opciones. La primera es un show donde el "sonrían, le estamos grabando" es un mero medio para volver a entretener contando otra historia plagada de tópicos, misterios y tipos duros (lo siento, fanáticos de Jonathan Nolan).

La segunda es una hostia en todo el jeto del espectador, una patada en todos sus cojones, una propuesta llena de acidez, humor negro y critica brutal comandado por un ese niño terrible de la televisión británica. Black Mirror es mi serie favorita, no solo por que tenga esos tintes tan propios de The Twilight Zone (que creía perdidos) sino por que nos hace reflexionar de una manera brillante sobre el uso de las tecnologías modernas en todos los campos posibles (política, romance, sociedad). 



¿Y en el cine? pues creo que nadie se había propuesto realizar una película sobre las nuevas tecnologías de la información (corregidme si me equivoco)  e incluso conozco pocos casos sobre películas que hablen de la manipulación global. Sin embargo, hoy me he topado con un film la mar de interesante cuya dirección recae sobre Nacho Vigalondo (el único tipo capaz de hacer un numero musical a las 7:35 de la mañana en cualquier bar, la bomba vamos) y tengo que dedicarle al menos un pequeño comentario. 


Nick es un joven que acaba de conseguir un gran premio. Una cena con la gran actriz del momento, de la que el mismo es fanático, sin embargo Nick se vera envuelto en algo mucho menos encantador. Con esta premisa, Open Windows parece otro thiller barato de ese que podemos encontrar en los videojuegos o en la televisión. Otra película de sobremesa donde se hace todo lo posible para que el espectador no caiga en las manos de Morfeo. Sin embargo, Open Windows intenta ofrecer algo poco usual, mucho mas inmersivo y totalmente curioso. 

Me encanta cuando una película te engaña de forma directa, sin sutilezas. Te deja en la mas total de las confusiones cuando descubres que la película por la cual has pagado religiosamente siete euros es en realidad un simple montaje fotográfico en DVD, un film mas infantil que cualquier episodio de "Dora, la exploradora" protagonizada por un elfo feliz o un documental lleno de imágenes grotescas. Ese instante en el que maldices a toda la familia del director y piensas "¿donde coño me he metido?" me parece fantástico y Open Windows lo consigue de forma increíble. Ya ha conseguido toda mi atención. 

Si alguna vez consigo ser director de cine, me gustaría hacer una película con el estilo found footage. Para los que sean unos neófitos en la materia, este estilo de dirección consiste en una cámara al hombro, normalmente  domestica, que resulta ser el único medio por el cual conocemos toda la historia. Sus títulos mas conocidos son "El proyecto de la Bruja Blair" (del cual se llego a tal nivel de realismo que incluso se abrió una investigación) o la saga española REC. Me gusta mucho por que ademas de aportar verosimilitud a la historia, consigue hacer participe de alguna forma al espectador (actuando como mero testigo de los acontecimientos). Esto ya no es novedoso, pues incluso en los videojuegos podemos encontrar casos como el Five Nights At Freddys o Outlast

Sin embargo en Open Windows no actuamos como simples espectadores que se adentran en los secretos de una grabación. Nos hemos colado dentro del escritorio del propio Nick y estamos viendo todo lo que va ocurriendo en dicho escritorio (mensajes electrónicos, ventanas que se abren, llamadas entrantes) como si nosotros fuéramos unos simples hackers y nos limitásemos a observar en vez de manipular (pues sigue siendo una película) . Por lo tanto, la inmersión en este caso, es brutal y ya por eso merece un visionado.

Hemos hablado de la técnica, pero no del mensaje y es algo que no puedo olvidar. Ya desde los primeros diez minutos, Vigalondo nos rodea de correos electrónicos, webcams e incluso vídeos en streaming. Parece que quiere contarnos algo muy interesante pero finalmente todo resulta ser otro thiller al uso, que pretende ir in crescendo pero que acaba siendo un verdadero desastre. 

Siempre habrá películas en el mercado cuyo argumento sea el de un personaje corriente que acaba envuelto en una situación mortal, comandado únicamente por un extraño que le dice a donde ir y que hacer, que sabe todo lo que esta haciendo en ese momento y que tiene el poder de aniquilarte si te saltas cada una de sus indicaciones. Esto es, al fin y al cabo, Open Windows. En su trama nos podemos encontrar todo tipo de giros argumentales cuyo propósito es dejar con la boca abierta al espectador pero que solamente nos hace bostezar.  

Las sensación tan fantástica que me había provocado el montaje de la película, se pierde. Lo primero, la inmersión se va disipando poco a poco, pues Vigalondo no respeta en absoluto el hecho de que todo ocurra en un mismo lugar, el personaje se encuentra siempre en movimiento y nosotros por milagro de una batería infinita seguimos dentro del escritorio, lo segundo,  a veces se pierde algo de verosimilitud dentro de la historia al comprobar que el personaje lejos de actuar como un mero usuario de Internet, va recibiendo todo tipo de información gracias a las ventanitas y sus programas que le permiten actuar como un Gran Hermano (que por cierto, no se cuelgan, pedazo sistema operativo tiene el chaval), no quiero poner en duda el poder de los hackers, pero es que a veces da la sensación de que te encuentras jugando al Grand Theft Auto en vez de ver una película. A vosotros os molara esto pero a mi me desconcierta bastante.

En definitiva, Open Windows resulta ser un experimento interesante, con un montaje impresionante, unas actuaciones totalmente olvidables (Sasha Grey solo enseña carne mientras gimotea y eso ya lo puedo ver en otras películas donde ella es la protagonista) y un ritmo que va dando bandazos, pues a veces mola mucho y otras desespera bastante.